Abadía de San Quirce M9

¡Viñedo de altitud para un vino único!

En la búsqueda de la excelencia y de la mejor uva posible, hace años descubrimos la magnífica finca de M9 en el municipio de Gumiel de Izán.

Una parcela con un maravilloso desarrollo de una viña plantada en vaso con más de 60 años de antigüedad y una altitud de 920 metros sobre el nivel del mar. Esta altitud está casi al límite de adaptación de viñedo en estas tierras.

Esta altitud, junto a unos suelos calizo arcilloso y tras un riguroso estudio tanto de viñedo, como de las vinificaciones, propiciaron un vino muy especial.

Notas de cata

NARIZ. Expresivo, elegante. Destacan los rasgos frutales, con vivo recuerdo de uvas en sazón y toques de frutillos de ribazo (endrina, zarzamora) y notas minerales (tierra fresca) que identifica a una buena Tempranillo de la Ribera de Burgos, junto con los recuerdos de monte bajo, flores azules y el elegante fondo de tinta varietal; la madera no se deja ver en demasía pero sí sus beneficiosos efectos.

BOCA. Con el cuerpo y la consistencia que se esperan de un tinto de la Ribera del Duero, pero con elegante sensación de fluidez gracias al gran equilibrio que proporciona la acidez y a unos taninos civilizados de fruta madura, que le dan relieve pero no son rústicos. Vino que llena la boca y también las sensaciones aromáticas por vía retronasal, donde se reproducen fielmente los aromas percibidos en la nariz, proyectados a un postgusto largo y sugerente.

GASTRONOMÍA. Tinto con nervio y consistencia para complementar a la perfección los clásicos asados castellanos (cochinillo, lechazo, cabrito), así como carnes rojas (buey) a la parrilla y otros asados (codillo de cerdo al horno, silla de ternera), guisos de carne (jarrete de vaca). Buen compañero de las legumbres, aunque no es recomendable la presencia de chacinas ahumadas, y de los platos de caza de pluma (perdiz estofada e incluso con escabeche ligero).